Pucurá de Rumicucho
La palabra quichua "pucará" identifica un tipo de edificación aborigen muy común en los Andes de Sudamérica. Estas construcciones, generalmente levantadas en la cima de colinas con ubicación estratégica, fueron utilizadas durante la expansión del incario en calidad de fortalezas para defender territorios conquistados o como lugares de aprovisionamiento de vituallas para los ejércitos empeñados en la expansión del Estado inca. La tipología de los pucaráes es variada, toda vez que éstos se adaptaron a la topografía del terreno y su amplitud dependía de la importancia política o militar del área.
En el Ecuador, los pucaráes se han identificado a lo largo del callejón interandino, siendo muy numerosos aquellos que se encuentran en la Sierra norte, particularmente en el área comprendida entre los valles de los ríos Chota y Guayllabamba. De éstos, el pucará de Rumicucho ha sido investigado y restaurado en gran parte de sus estructuras de piedra, por lo que se conoce con detalle su funcionalidad durante las etapas tardías de la historia aborigen del país.
Este sitio arqueológico se encuentra a 4 km al norte de la población de San Antonio de Pichincha, emplazado en el extremo oriental de una planicie semi desértica y actualmente en proceso de urbanización. La forma alargada de la colina en que se encuentra, determinó que la edificación se distribuya en varios espacios horizontales, rodeados por sólidos muros de contención. De acuerdo a los estudios realizados, se desprende que la colina, originalmente de superficie curva, fue modificada intencionalmente para obtener una conformación escalonada, dejando al centro una plataforma rectangular que cumplió funciones de carácter ceremonial, a juzgar por la amplia visibilidad que proporciona en los cuatro puntos cardinales, cuanto también por la ausencia de restos de ocupación humana. En los extremos de este espacio se distribuyen dos terrazas a cada lado, en cuyo interior se ubican varios recintos habitacionales actualmente identificados por los cimientos, agujeros de postes, gran cantidad de restos de alimentación y desechos de objetos de cerámica, piedra y hueso.
De acuerdo a las características arquitectónicas del pucará y en virtud de los restos culturales registrados en las excavaciones, se puede afirmar que fue construido por los incas, muy probablemente a fines del siglo XV. Si bien el edificio denota una funcionalidad militar, en el sitio se han descubierto evidencias que permiten afirmar que fue utilizado como un centro ceremonial. La población asentada en este lugar, a más de cumplir labores relacionadas con la subsistencia, estaba dedicada a la elaboración de tejidos, afirmación que se confirma por el hallazgo de centenares de herramientas textiles elaboradas en hueso de camélido, principalmente llamas.
En cuanto al origen cultural de los materiales arqueológicos, éstos pertenecen en su gran mayoría a grupos locales. En menor proporción se han registrado restos de alfarería inca y en mínima proporción fragmentos de origen Cosanga.
Los trabajos de investigación y restauración realizados hace dos décadas por el Museo del Banco Central del Ecuador, permitieron recuperar un monumento aborigen que se hallaba abandonado y en proceso de desaparecer. Lamentablemente esta labor de rescate del patrimonio arqueológico del país fue suspendida y actualmente el sitio se encuentra sin control y sometido al impacto ambiental que producen las canteras y minas de piedra del sector.
Texto y fotografía:
Eduardo Almeida Reyes